lunes, 20 de junio de 2016

¿Por qué deberíamos orar todos?

“Con todo, atiende a la oración de tu siervo, y a su plegaria, oh Eterno Dios mío; oye el clamor y la oración que tu siervo eleva hoy ante ti.” 1º de Reyes 8:28

            “¿Por qué debemos orar?” Esta pregunta la han planteado muchas personas, creyentes cristianos incluso. Si Dios es Todopoderoso y él sabe nuestras necesidades, ¿por qué debemos orar? Surge, entonces, una discusión muy interesante entre los hombres de fe y los que no lo son.

            Orar es la forma como nos comunicamos con Dios. No hay otro medio. No hay ningún número telefónico al cual marcar. No existen redes sociales. Tampoco sistema de mensajería. Orar es la inmejorable manera de hacerlo. Es tan efectiva que, la línea nunca está ocupada. No cuesta nada y no tiene horarios. No hay que ir a algún lugar en específico. Además, recibimos atención especializada de parte de Dios mismo, él siempre está atento a nuestras súplicas.

Primera Parte: leer “No se ve”, en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/no-se-ve.html

Debemos orar, porque “la oración refleja nuestra dependencia de Dios.”[1] Si no oramos, si no dependemos de Dios, moriremos espiritualmente por esa falta de contacto con el Dios viviente.

Los seres humanos vagamos por este mundo, muchas veces, sin saber a dónde ir. La oración nos permite acercarnos al trono de la gracia divina. Le devuelve sentido a nuestra existencia. Nos da seguridad en medio de este mar de confusión.  “La manera más segura de garantizar que descubras la voluntad de Dios, es a través de la oración”.[2]

Segunda Parte: leer “Muéstremelo”, en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/muestremelo.html

 “Por medio de la oración podemos dar solución a muchos de nuestros problemas”.[3] Tener un mal carácter, ser mentiroso, amar el chisme, tener orgullo, abrazar la envidia, son problemas que, con la oración, el ser humano podrá enfrentar con eficacia.

“Cuando hacemos de la oración una línea permanente de comunicación con el cielo, recibimos la dirección del Espíritu Santo. Él es quien nos muestra cuál es la voluntad de Dios. También nos da la fuerza física y espiritual para sostenernos en medio de las dificultades y crisis.[4]

 “El que más se arrodilla, es el mejor en mantenerse en pie.” D. L. Moody

Por Galdino Enríquez Antonio

Tercera Parte: leer “¿Lo sientes?”, en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/11/lo-sientes.html



[1] Llamado 30
[2] Ibíd. 96
[3] Promesas 32
[4] Ibíd. 32-33

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