jueves, 17 de septiembre de 2015

El joven rico

“Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: ‘una cosa te falta, anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz’.” 
Marcos 10:21
            En el registro bíblico encontramos la historia de dos jóvenes ricos que tuvieron que tomar una decisión que marcó sus vidas para siempre.
            Comenzaré con el joven cuya historia es contada en el Nuevo Testamento. No fue registrado su nombre, pero se le identifica como el joven rico. Este joven se presentó ante Jesús para hacerle una pregunta:
-          “Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”[1]
-          Los mandamientos sabes – le contestó Jesús -, no matarás, no cometerás adulterio, no levantarás falso testimonio contra tu prójimo, honra a tu padre y a tu madre.

-          Señor, todo eso lo he guardado desde hace mucho tiempo, desde que era un niño. Sin embargo, creo que me hace falta algo. Dime algo nuevo que yo no sepa o que haya hecho.
Jesús lo miró con amor y supo que a este joven le faltaba comprender un tema importante. Decidió entonces mostrarle lo que le impedía sentirse salvo. No le señaló  algo que le faltaba, sino algo que le sobraba. Y a este joven le sobraba amor, amor por las pertenencias.
Él tenía muchas posesiones y Jesús le pidió dejar a un lado al centro de sus atenciones, es decir, a dichas posesiones. Cuenta el registro bíblico que el joven se fue triste por el pedido del Señor Jesús. Muchos jóvenes y señoritas son como este personaje. Tienen objetos, personas o situaciones de la vida que estiman más que a los asuntos celestiales.
Parafraseemos el pasaje de Marcos que dice: “anda vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo, toma tu cruz y sígueme. Pero él se fue triste porque tenía muchas posesiones.”
Pensemos en un joven o señorita que le encanta cierto tipo de música, la que nos aleja del trono de la gracia en lugar de acercarnos. Jesús le pediría: Anda, deshazte de la música que escuchas y ven sígueme. Ese joven o señorita se iría triste, porque tiene muchos cd’s de música que escuchará todavía.
Otro caso: un chico que tiene afición por las revistas inmorales o una chica que se emociona con las revistas de moda, el Señor le diría: Anda, destruye todas esas revistas que tienes guardado en tu armario y ven y sígueme. Este chico o chica se iría triste porque tiene muchas revistas que mirar todavía.
Igualmente podríamos aplicar la paráfrasis para un chismoso, un mujeriego, un glotón, un fanático de las películas inmorales o de la persona que no se pierde su programa de televisión favorito.
            Y a ti, ¿qué te pediría el Señor dejar de amar para tener tesoros en el Cielo?

Por: Galdino Enríquez Antonio

Leer: "En busca de lo que se ha perdido", en http://gacetadebelen.blogspot.mx/2015/09/en-busca-de-lo-que-se-ha-perdido.html 


[1] Marcos 10:17

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